(Imagen del pintor surrealista Jim Warren.)

domingo, 11 de marzo de 2012

La princesa destronada


Entro en la cocina arrastrando los pies su pelo desaliñado le daban un aire casi infantil, la voz fuerte de él , la saco de su letargo, -tenemos que hablar- dijo, mientras tomaba su taza de café, ella tembló, tembló tanto como las hojas de otoño se mecen con los primeros vientos sabia que pasaba algo mas, intuía que aquel tenemos que hablar encerraba algo más que una mera conversación intrascendente, le veía allí firme con su taza de café en la mano junto al pila de platos sin lavar que se amontonaban esperando tiempo y ganas, su vida caótica por mucho trabajo y poca organización, todo aquello le venía demasiado grande, acostumbrada a vivir con mama a pasear libros por la universidad, a tardes de amigos sin tener que preocuparse de nada mas.


Un día también de eso se canso y quiso volar y allí estaba él con su sonrisa facilona, con sus buenas palabras dispuesto a hacerla perder la poca cordura que sus años adolescentes le conferían, emprendió un proyecto junto a él sin importarle nada mas, ni se planteo escuchar los consejos de quien verdaderamente la quería, advirtiéndola de lo joven que era , que la diferencia de edad era un abismo entre ellos y que él era una persona demasiado Vulgar, que no encajaba para nada con su forma de ser , su capricho su ilusión al final termino por ser un verdadero enamoramiento del cual no podía ni quería escapar, se daba cuenta que no era fácil echaba de menos su vida cómoda, sin obligaciones, su familia su madre sus amigos, lo único que le compensaba era estar con él, y el está allí mirándola fijamente y hablo pausadamente con la firmeza que le confiere su carácter y sus años , hablo sin miramientos sin reparos sin el menor atisbo de cariño en sus palabras: me canse de ti princesa! el amor que creía tenerte se acabo o quizás solo fue una ilusión, quiero que te vayas, no quiero tenerte más en mi vida, no llores no supliques, aquí todo se acabo, sal corriendo y ve con tu mamá, niña de papa y vuélvete a cobijar bajo el ala protectora de tu otro hogar, coge tus cosas y vete, pasa pagina yo ya la pase!
Dicho esto apuro el café y tranquilamente salió no sin antes mirándola de soslayo sentenciar “cuando vuelva espero que ya no estés aquí.”



Ella quedo inerte sin reaccionar, las lagrimas fueron las únicas que tomaron partido por ella y comenzaron a llenar sus ojos con ganas, después de un primer momento reacciono y dirigiéndose a la fila de platos amontonados comenzó a gritar y a lanzarlos uno por uno contra el suelo con toda la fuerza que era capaz.

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