(Imagen del pintor surrealista Jim Warren.)

lunes, 19 de diciembre de 2011

El abuelo José


 El abuelo José, acaba de llegar, deja la azada tras  la puerta, cuelga el sombrero en el perchero que queda justo al lado de la chimenea, se dirige al lavamanos, vierte agua tranquilamente y frota una y otra vez sus rugosos dedos con  energía, se lava la cara, atusa el pelo, y me mira… me mira con sus ojos vidriosos por el cansancio que hace mella en sus ya muchos años, la cara se le ilumina, se acerca y si dilación alguna me libera del lazo que me tienen prisionera  en una sillita desangelada y fría, siento su calor, su aroma a tierra recién labrada, su emoción al contemplar "la vida nueva" como dice cuando se dirige a mí,  me sienta en sus rodillas y empieza a desgranarme historias  fantásticas;  todas las noches el abuelo José   después de su dura jornada, siembra  sueños e ilusiones   en la despierta mente infantil que se regodea en sus brazos sintiéndose  tranquila y feliz.
 Un día el  abuelo José se marcho, se fue tranquilamente dejando su azada tras la puerta y su sombrero colgado en el perchero justo allí… al lado de la chimenea;  el abuelo José fue un hombre sabio , amable y cariñoso   que dejo un dulce legado en algún rinconcito de mi ser, un hombre que sembró de ilusiones mi más tierna infancia, dejando un amable recuerdo que cada noche cuando  el ritual se repite y  me pides que te  cuente  historias bonitas  para dormir,  no puedo dejar de pensar en el y dedicarle  un guiño de agradecimiento.               (by:Titate)

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