La mañana era especial los amaneceres del mes de agosto tienen ese algo que los hace diferentes, vacaciones, playa, luz y sobre todo esa brisa del alba con la que deleitarse ,quizás porque es solo un preludio agradable de lo que horas más tarde puede ser casi inaguantable, bajaba la escalera tranquila y de pronto algo llamo mi atención… ese aroma, esa cálida fragancia tan familiar, un perfume que en verano se extiende por todos los rincones en forma de biznagas bien hechas y mejor pregonadas o simplemente se deja ver por cualquier jardín cautivando con su aroma a propios y extraños, en decimas de segundos su imagen inundo mi mente como por arte de magia, si… el siempre que salía a pasear me regalaba un ramito, y desde que se fue nunca los jazmines habían olido igual, no dude un momento y tras la cortina mecida por el viento madrugador, alargue mi mano si… ¡¡¡claro que sí!!! Un puñado de jazmines recién cogidos impregnaron más si cabe el ambiente con su delicada esencia, un vértigo infinito recorrió mi cuerpo y una gran sonrisa en mis labios se dibujo, termine de bajar y al llegar donde estaba el le abrace, “feliz cumpleaños cariño no sé quien pero alguien nos dejo un puñado de jazmines como solo tu padre sabia hacer” abrazados con fuerza sonreímos a la vez “un buen comienzo de año”
¿No crees?
Todavía no se quien dejo los jazmines en mi ventana, supongo que alguien que paseaba se le ocurrió, algún día quizás sepa quien fue… no me preocupa en absoluto ni le he dado más vueltas lo que siempre recordare es la sensación que tanto mi marido como yo vivimos al recordar a una persona que hemos querido tanto.
De ese día me acuerdo.Tal y como dices, alguien dejo jazmines en la ventana. Estuvimos haber si podíamos averiguar quién había sido, pero nada. Me vuelve a encantar tu entrada =)
ResponderEliminarJaja…. Marta, todavía estamos buscando, aunque sin que se entere nadie, yo creo que fue un admirador secreto jejeje!!
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