Mis dedos tintinean automáticamente sobre la mesa, una y otra vez me levanto de la silla, giro sobre mi misma y vuelvo nuevamente al principio, la rabia contenida hace que mi pecho se contraiga por momentos, ¡quiero gritar! ¡Quiero llorar!... sobre todo quiero dejar escapar ese caudal contenido que habita dentro de mí, salir, escapar, ser libre, mi mente, mi sentido común me dicen lo contrario; debo seguir firme, es el final un final alargado y agónico, el final que nuca quise ver y que hoy está aquí retumbando en mis oídos, ametrallando mi ser.
La decisión está tomada! no hay marcha atrás; mis pensamientos se acaban de interrumpir él está aquí, acaba de aparecer… como siempre, cargando innumerables carpetas, su paso acelerado y una mirada apática, estoy segura que ni siquiera repara en mi, aunque si me fijo distingo una leve mueca a modo de saludo, un resorte me impulsa y de un salto ágil casi felino alcanzo la puerta, un dedo acusador señala sin piedad la salida a la vez que dirijo una mirada dura y llena de determinación hacia el troley que espera en el umbral “fuera” espeto nunca imagine que mis labios pudieran emitir semejante orden; mis labios que siempre han sido pausados, dulces, pacientes, han callado por no herir, han susurrado por agradar, han besado por olvidar; no puedes dar crédito a lo que te está pasando! tus ojos se dilatan por momentos, haces ademan de querer hablar de protestar, aunque no te voy a dar tiempo, el tiempo se acabo no quise ver la realidad aunque sabía que esas indiferencias tuyas no eran gratuitas, tus silencios no eran en balde, tus prolongadas ausencias no pertenecían a un aumento de trabajo como siempre esgrimías en tu defensa, me acomode el miedo quizás a perder a alguien que ha significado tanto para mi hicieron el resto, de golpe esa venda opaca que no me dejaba ver a caído solo tuve que pararme un momento y si te vi con mis propios ojos te vi, la acariciabas, la besabas, le dabas todo lo que me has negado a mí, fue ese dolor agudo, un pinchazo muy dentro lo que me ha dado fuerzas para estar aquí, para señalar la puerta con decisión. Balbuceas algo quieres hablar me quieres convencer de que soy yo la equivocada… no tienes opción mi dedo firme sigue señalando la puerta hasta sentir el crujido de la hoja al contacto brusco con el bastidor, mi montaña de fuerza y determinación se viene abajo cual castillo de naipes, la irá que habitaba en mi interior se esfumo como tu aroma al traspasar el umbral, solo quedo yo con mi soledad y con un torrente de lagrimas atropelladas por salir a las que los últimos golpes que dejan las ruedas del troley escaleras abajo le dan independencia para mojar mi cara, es ahora! solo ahora cuando por primera vez siento muy dentro de mí una leve sensación de alivio y libertad.
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